¿Qué hacer cuando él ya no tiene ganas? | Entiendelas.com

¿Qué hacer cuando él ya no tiene ganas?

Una persona con bajo deseo sexual pierde el interés por las cosas y fantasías sexuales, no busca la actividad sexual. Es posible que ante la estimulación genital los reflejos funcionen, es decir, logre una erección e incluso llegue al orgasmo. Pero en un estado de deseo sexual inhibido, la experiencia puede no ser totalmente satisfactoria. El deseo y el goce disminuyen, se pierde la energía y motivación por el encuentro sexual. Se limita el placer de una sexualidad satisfactoria y empobrece la intimidad de una relación.

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El mayor o menor deseo sexual no se explica por la cantidad o frecuencia de las relaciones sexuales, sino por la falta de interés. Hay una tendencia a desvalorizar la actividad sexual, como si ocupara un lugar menos importante en nuestra mente. Es común justificarse, seguramente hay muchas razones importantes que explican el desinterés, como la falta de tiempo o el cansancio, pero no dan cuenta, en el caso de un trastorno del deseo, del problema que no se soluciona solo con organizarnos. El problema es no desear.

El deseo sexual es la primera fase de la respuesta sexual humana, precede a la excitación y al orgasmo, fases relacionadas a otros trastornos sexuales, como eyaculación precoz o dificultades de erección, entre otros.

La pérdida de motivación por el sexo se ha relacionado más a la mujer. La cultura y algunos tipos de educación que restringen la expresión de conductas eróticas y agresivas, han fomentado la inhibición del deseo. Sin embargo, a pesar de ser más frecuente en nosotras, también es un problema que sufren ellos.

Puede ser difícil comprender un problema sexual para quien lo vive. La sexualidad involucra aspectos profundos de nuestra personalidad, nuestra autoestima e intimidad. En los hombres, es frecuente que experimenten con frustración o vergüenza un problema sexual, dificultando más aún el reconocimiento, y por tanto manteniéndolo.

El deseo sexual disminuido puede tener muchas causas, como por ejemplo; ansiedad frente al desempeño, miedo al rechazo hostilidad hacia las mujeres o hacia la pareja, traumas, estrés, entre otras. También puede estar asociado a otras disfunciones sexuales como eyaculación precoz o impotencia. O bien responder a disfunciones sexuales de la mujer, como anorgasmia o vaginismo. Otra posible causa puede ser el efecto colateral de un fármaco, o el uso de drogas. Las causas pueden ser por conflictos personales, de pareja o físicos. También pueden ser contextuales, como por ejemplo, la disminución del deseo en el hombre cuando la mujer está embarazada. En todos los casos, es necesario identificar el origen, para poder abordarlo.

La tendencia de muchos hombres a no hablar de sus problemas, menos cuando son sexuales, muchas veces dificulta las cosas. La comprensión de nosotros y de nuestras relaciones puede ser clave cuando ocurre algo que limita la capacidad y posibilidad de una sexualidad satisfactoria.