Cuidado con la gente manipuladora, aprende a identificarlos

Cuidado con la gente manipuladora, aprende a identificarlos

¿Te has sentido presionado a realizar algo que no querías? ¿Te has sentido coaccionado a decir sí cuando en realidad querías decir no? Cuando actuamos bajo la influencia de otro y nos dejamos llevar por opiniones ajenas, no estamos centrados en nuestro poder personal. Para que no nos manipulen, debemos tener claro dónde y cuándo poner límites. Debemos atrevernos a decir no sin miedo al juicio del otro, al fracaso o al rechazo. Mientras tengamos miedo a que nos rechacen, seremos manipulados. Porque esta es precisamente una de las armas del manipulador: “Si no actúas como quiero, no te hablaré más”.

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Todos tenemos un toque manipulador por naturaleza, lo llevamos en los genes. Sabemos aprovecharnos de eso aunque uno diga que no. El chiste está en el abuso de esto. Una persona manipuladora conseguirá que hagas casi todo lo que quiere, incluyendo el darle dinero, robar, lastimar a otros, etc. Una persona manipuladora puede causarte un daño real en tu vida.

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Si bien no existe un perfil exacto de estas personas, sí podemos detectar actitudes propias de las personas con tendencia a manipular:

– Cambia de opinión, de comportamiento y de sentimientos en función de las personas y las situaciones.

– Culpa a los demás, traspasándoles a ellos la responsabilidad que le corresponde a él o ella.

– Critica sin que se note, desvalora y juzga. Juega con la ignorancia de los otros para evidenciar su superioridad.

– Sabe hacerse la víctima para que lo compadezcan.

– Miente. Es egocéntrico. Cuando puede, procura dejar notas escritas, llamar o mandar mensajes en vez de dar la cara.

– Espera al último momento para pedir, dar órdenes o hacer trabajar a otros.

– Utiliza la adulación, hace regalos o nos mima súbitamente.

Entre las formas habituales de manipulación está el chantaje emocional, en el que, por ejemplo, uno amenaza con poner fin a una relación si el otro no hace lo que él quiere; si no se le conceden sus deseos, tacha al otro de egoísta, interesado o insensible. En cambio, afirma Susan Forward, “se deshacen en alabanzas cuando se cede a sus deseos y las retiran si el otro se mantiene firme”.

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El camino hacia la autonomía emocional se inicia en el momento en que nos damos cuenta de que estamos siendo manipulados. Por ello es importante tener presente estos consejos.

– Protege tanto como puedas a ti y a los demás que estén involucrados de la influencia del manipulador. No puedes hacer nada por la persona o las personas que caen en su juego, pero puedes protegerte a ti mismo y a los demás.

– Guarda distancia de esa persona. Aunque quieras decepcionarlos relativamente con amabilidad, continúa protegiéndote al poner algo de distancia entre el manipulador y tú.

– Si el manipulador nota el incremento de distancia, trata de hablarle sobre sus cualidades manipuladoras. Mantén la calma, relájate y contrólate al hablar sobre esto, aun cuando esta persona no lo haga.

– Ten consciencia de que puedes necesitar desconectarte activamente de esa persona. Esto no significa simplemente poner distancia entre los dos, sino dejar de tener contacto completamente. Aunque sea difícil, al final será lo más sano para ti.

– A veces, decir “adiós” o “no tengo el tiempo” es lo único que puedes decirle a la persona. Sé firme en eso.

¿Crees que para ser amado necesitas siempre complacer al otro? ¿Las preocupaciones te dan salud, bienestar, te ayudan a canalizar la energía de tu mente, a encontrar soluciones? ¿Te beneficia complacer al otro renunciando a lo mejor para ti? Si la respuesta es que no, revise por qué mantiene estos comportamientos.

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Para evitar el conflicto, solemos ceder a las peticiones del otro en contra de nuestro bienestar interior. La necesidad de que haya paz al precio que sea nos lleva a enfermar, ya que no ponemos límites, no declaramos nuestras necesidades y nos volvemos dependientes de las decisiones y actitudes del otro. Es importante que no tengamos miedo al enfado del otro. El miedo disminuye nuestra capacidad asertiva de responder sin ser manipulados. Cuando vamos a la defensiva, expresamos al manipulador que estamos bajo su influencia, y él o ella se regocijan del poder que tienen sobre nosotros. Así lo alimentamos. Podemos ser asertivos, comunicar sin atacar y sin ir a la defensiva. Si su relación con el otro se basa en una necesidad, en la constante búsqueda de gratificación, intentará que la persona satisfaga sus carencias. Al relacionarse desde la necesidad, es inevitable que haya expectativas, conflictos, frustración. Mientras vayamos al encuentro del otro desde nuestras necesidades dependientes, las relaciones seguirán siendo nidos de conflictos, de malentendidos y de manipulación. Por el contrario, ir al encuentro del otro desde la plenitud de nuestro ser nos ofrece un vínculo creativo y complementario.” Manipuladores y Manipulados – Miriam Subirana.

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