“A esa edad no saben lo que hacen, pero lo hacen toda la noche” (Demi Moore hablando de su pareja, 15 años menor). Atrás quedó ese mito de que el hombre siempre tiene que ser mayor que la mujer, las parejas disparejas es lo que está de moda, entérate de cómo funcionan y como el amor sobrevive a pesar de todo.
El mundo de las parejas famosas y sus diferencias en edades siempre han llenado las pantallas y planas de diarios como una de las grandes noticias de la farándula veraniega. Ello solo por el hecho que la mujer es mayor. Por ejemplo “Él tiene 21 años y ella 39. Dieciocho años de diferencia”. Gran notición.
¿Y por qué no constituyen noticia los cientos de casos de hombres de entre 50 y 70 años emparejados con mujeres 20, 30 o 40 años menores? ¿Por qué? ¿Qué hace aceptable un amor entre un “viejo” y una “jovencita” y repudiable el caso contrario? ¿Por qué los hombres han tenido ancestralmente ese derecho y las mujeres se ganan el rechazo social por querer a un hombre más joven?
¿Por qué hasta se han inventado términos peyorativos para referirse a las mujeres que se emparejan con jóvenes, como “cougar” (que significa puma en inglés y que alude a las mujeres cazadoras de “cachorros”) o “toy boy” (niño juguete para referirse al cachorro seducido por la malvada profanadora de cuna)? ¿Por qué no se habla de “toy girls”?
El cine ha tocado el tema siempre favoreciendo a los hombres. Las películas con hombres mayores y jovencitas tienen, en general, final feliz. Al revés, son de terror, como El graduado, donde la malvada señora Robinson seducía a Dustin Hoffman traicionando a su hija.
Hay que agradecer en todo caso, que las cosas han cambiado bastante y cada vez hay más mujeres que se emparejan con hombres mucho menores y no son colgadas en la plaza pública por hacer pública su relación. Al menos, es lo que se ve entre los famosos. Conocidos son los romances de Madona o Demi Moore con jóvenes 30 y 15 años menores, respectivamente.
La biología, en todo caso, estaría dando la razón a las mujeres que eligen jóvenes ya que a los 40 años, la mujer vive un renacer sexual, estando en su plenitud a los 50 años. Los hombres tienen el “peak” a los 18 y la plenitud sexual la viven entre los 25 y los 30. Al respecto, un estudio del sicólogo David Buss, de la Universidad de Texas, aseguró que las mujeres son más sexuales entre los 30 y los 40 porque la evolución las induce a serlo. Es decir, al acercarse la menopausia y dado que sus óvulos están envejeciendo, necesitan tener más sexo para buscar más oportunidades de procrear, aunque no sea su interés ser madres. De modo que un joven de 25 con un mujer de 45 pueden vivir una óptima relación, al menos en lo sexual, donde se mezclan la potencia, las ganas y la experiencia…
¿Qué cosas le atraen a una mujer mayor de un joven? Obviamente, la juventud, que suele ser percibida como un afrodisíaco. Se ve a este compañero como siempre dispuesto a vivir intensa y audazmente el sexo. Asimismo, esa juventud gatilla el instinto de protección, aun cuando también ven a este hombre joven como omnipotente, alguien que hace lo que quiere, cuando quiere (estar con una mujer mucho mayor claramente reafirma esto). La maravillosa posibilidad real de vivir aventuras desconocidas e imprevistas es especialmente apetecible para mujeres mayores que no necesariamente son madres (ni de niños chicos ni de niños crecidos) y que se atreven a estar con hombres mucho menores porque no les preocupa que el macho a elegir sea un buen proveedor o un buen padre para sus hijos, como han señalado algunos investigadores del tema.
¿Y qué sería lo que a un hombre joven le atrae de una mujer mucho mayor que él? Desde luego, la experiencia de ella, que lo hace intuir y fantasear que en ese vínculo habrá un sexo novedoso, desconocido y placentero. También es probable que les guste la ternura, esa faceta de madre mimosa que los mima. Asimismo, es atractivo ver a una mujer que ya sabe lo que quiere y lo que no quiere, que tiene la vida organizada, que sabe manejar sus finanzas, y que puede aconsejarlo en múltiples áreas de la vida y abrirle caminos inesperados a nuevos conocimientos.
Críticas más, críticas menos, el porcentaje de mujeres que se emparejan con hombres mucho menores ha aumentado. Y es que hay algo de lógica en ello. El divorcio es una realidad, y hay más separaciones que antaño. El promedio de edad en que una mujer queda nuevamente soltera es de 40-42 años. ¿A esa edad encontrará un hombre de su edad para volver a emparejarse? Probablemente no porque ellos, cuando se separan (con unos 45 años, en promedio) buscan mujeres más jóvenes. ¿Qué le queda a la mujer cuarentona? Buscar un hombre sesentón o uno mucho menor que ella. Y en la diversidad está el gusto…
Clara Cortina, profesora de Ciencias Políticas y Sociales de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, señala que “lo que vemos en las estadísticas es que, sobre todo a partir de las segundas parejas, es cuando se dan las diferencias de edad más importantes”. Cree que ello ocurre porque las primeras parejas suelen formarse en el barrio o en la universidad, “mientras que las segundas, o las terceras… se fraguan con frecuencia en el ámbito laboral o través de grupos de amigos, donde suele haber más diferencia de edad”.
Una de las razones esgrimidas para explicar el rechazo social que sufre una mujer mayor que se empareja con un joven apunta a que la relación dejaría en evidencia un deseo sexual desligado de la maternidad. Y eso del sexo por placer y no para procrear no es algo que le guste mucho a los poderes fácticos… Como dice el psicólogo clínico Antoni Bolinches “el poder es machista y defiende un modelo que beneficia a los hombres”. Siempre se acusa a la mujer imputándole un “¡podría ser su hijo!”. ¿Y qué hay de los hombres mayores emparejados con jovencitas 30 años menores, menores incluso que sus hijas? A nadie le preocupa que esa joven podría ser la hija, y la relación puede desarrollarse en el tiempo sin ninguna traba ni sanción social.
Nuevamente parece que llegamos al tema de fondo: la sobrevivencia de la especie. ¿Será eso lo que teme la sociedad? ¿Qué ese joven emparejado con una mujer mayor no podrá tener descendencia? Sin embargo, nadie piensa que esa es una decisión personal del joven, o de la pareja en cuestión.
En fin. El camino siempre ha sido largo y difícil para las mujeres. Lo importante es que se avanza, a paso de pie femenino, pero se avanza. Por ejemplo, estadísticas matrimoniales señalan que aumenta significativamente el porcentaje de mujeres que se casan con hombres algunos años menores y que también sube –a ritmo más lento- el porcentaje de matrimonios entre mujeres y hombres 10 o más años menores que ellas.
Llegará el día en que las historias amorosas de mujeres maduras con hombres menores ya no sean sólo el argumento de trágicos relatos de la literatura (por ejemplo, Madame Bovary) sino historias de la vida cotidiana, comunes y corrientes, en las cuales las mujeres no deban pagar con su cabeza el llamado de su corazón…
