Como es costumbre desde épocas inmemoriales, los romances siempre comienzan con una gran pasión irrefrenable, de ese tipo de pasión que te hace querer hacer cosas “locas” en lugares “exóticos” o mantener la imaginación volando para disfrutar de ese “fuego” que te quema.
Sin embargo, también es bien sabido por todos que mientras van pasando los meses, o los años, algunas relaciones se van apagando, por tal o cual motivo, la llama se va extinguiendo, a menos claro, de que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo en “echarse su escapadita” de vez en cuando y hacer algunas cosas para romper la rutina y tratar de mantener esa emoción de los primeros días.
Una de las primeras cosas que va matando esa llama, es, por supuesto, no salir a divertirse los fines de semana (aunque sea los viernes). Esas salidas a bailar, a cenar, o incluso al cine, como cuando eran novios, pueden ser muy buenas para la relación, disfrutar de un pase con tu pareja y recordar cosas o aprender cosas nuevas juntos puede hacer que los rutinarios fines de semana no se vuelvan tan aburridos.
A pesar de saber esto, muchas parejas prefieren quedarse en casa y hacer exactamente lo mismo que hacen de lunes a jueves, por lo que las cosas se van poniendo grises, y al final uno de los dos se aburre demasiado y hasta se le ocurre la idea de salir solo (o sola) y encontrarse con algunas amistades para divertirse un rato. Esto, obviamente, en algún momento creará grietas en la relación, por eso lo más importante en todo momento (estén en la fase que estén) es la comunicación. Dile lo que sientes, y anímalo/a a que te diga qué siente y piensa y qué le gustaría hacer, total, capaz y terminen divirtiéndose tanto que las cosas tomen un rumbo agradable y se encienda de nuevo la pasión.
Otra de las cosas que sin duda pueden acabar con esa llama fogosa de los primeros tiempos, es cuando tocas algún tema de conversación incómodo en un momento que se suponía que debía ser romántico y especial. Por ejemplo, deciden salir a cenar, y cuando están a solas disfrutando de alguna deliciosa comida, alguno de los dos se pone a quejarse del trabajo, o a hablar de política (sobre todo cuando es casi peleando) o incluso salen a relucir algunos viejos problemas entre la misma pareja o escenas de celos pasadas. Todas estas cosas matan el amor, en lugar de preocuparse por esos temas, que pueden ser tocados en otros momentos, encárguense de disfrutar de la compañía del otro y de pasarlo bien, porque al fin y al cabo, esos son los momentos que se crean para recordar, así que hay que procurar que sean agradables.
Para muchas parejas, sobre todo cuando comienzan a vivir juntas, la rutina y las ocupaciones persistentes son una presión que hay que aprender a llevar sea como sea, pero en algunos casos esto hace que uno de los dos (aunque se nota más cuando pasa en la mujer) termine descuidándose en el aspecto personal por dedicarse a atender “los problemas” diarios.
Un claro ejemplo de ello es cuando una pareja que vive junta comienza a trabajar y a dedicarse a mil cosas a la vez, y, por poner un ejemplo, la mujer empieza a ir menos a la peluquería, deja de maquillarse tanto como antes y dedica muchísimo menos tiempo en arreglarse las uñas. Mucho menos pasará horas de tienda en tienda eligiendo ropa bonita para lucir cuando salga con su pareja, y cosas por el estilo. Esto también puede matar la pasión, porque no hay nada mejor que, justamente para romper la rutina, sorprender a tu pareja con un nuevo look, o con ropa bonita que llame su atención, además, a los chicos les encanta que una se mantenga arreglada, que no se descuide, que siga siendo como era cuando la conoció.
Como estas, hay muchas otras maneras de matar el amor, así que debes estar bien pendiente de las actividades diarias, y dedicar algo de tiempo para ti y para tu pareja, hagan cosas divertidas, aprendan cosas juntos, salgan a pasear y siempre mantengan activa la imaginación para que la llama de la pasión no se apague jamás.
@Karla_IsabelR / Karla Isabel Rodríguez
