Hay MUCHAS cosas que nos hacen enfadar de un hombre, sus hábitos en el baño, su forma de ser con sus amigos, sin embargo debemos admitir que las mujeres no somos nada fáciles de tratar. Una mujer encierra tantas incongruencias que sólo el amor de sus amigas, su familia y su pareja puede aguantar. A continuación, presentamos 15 actitudes que los hombres no entienden ni un poquito de nosotras, pero que finalmente aguantan. Así lo reseña RevistaFernanda.com.mx
1. AMAR los tacones altos y luego quejarnos por el dolor de pies
Uno diría “pues si no estás cómoda, no te los pongas”, pero no nos los ponemos por comodidad, sino por darle un toque impecable a nuestro look. Sabemos que con unos tacones nos vemos divinas, pero eso sí, el dolor es inevitable. Antes muerta que sencilla.
2. Decir que no tenemos nada que ponernos y tener un clóset lleno
Es que no es que no tengamos nada qué ponernos, sino que no tenemos nada que querramos usar en el momento, es parecido a lo que los hombres sienten con sus videojuegos, no es que no tengan nada qué jugar, sino que simplemente quieren jugar algo nuevo.
3. Cambiarnos mil veces para salir y terminar vistiéndonos con lo primero que nos habíamos puesto
Cambiarnos de ropa, no significa desechar por completo la idea de ponérnoslo, sino que queremos ver si se nos ve mejor de otro modo y al final, si decidimos quedarnos con lo mismo, es porque estábamos en lo cierto con el outfit original.
4. Decir que estamos bien, cuando estamos enojadísimas o deprimidísimas
¿Cuántas veces hemos estado realmente enojadas o molestas por algo, pero cuando nos preguntan qué nos pasa solamente decimos “nada”? En realidad esta conducta es MUY molesta, siendo mujer u hombre. pero bueno, a veces simplemente no nos sentimos listas para decir lo que en realidad nos pasa.
5. Aguantar dolores y enfermedades pero llorar cuando se te rompe una uña
Admitámoslo, muchas mujeres tienen un umbral al dolor mayor al de un hombre, por lo que un resfriado o un dolor de cabeza no nos hacen sentarnos. Digo, hay mujeres que a menos de 12 horas de una cesárea, ya están caminando, atendiendo al bebé, chismeando con sus amigas y abriendo obsequios, pero eso sí, cuando se nos rompe una uña, lloramos.
6. Decir que ODIAMOS a los celosos, pero deprimirnos si no nos celan
En este caso, es porque queremos un poquito de ambos. Un hombre que nos cele, para que nos haga sentirnos deseadas, pero tampoco un celoso asfixiante que no nos deje salir ni a la esquina de la casa, porque es simplemente muy molesto.
7. Querer que tu pareja ayude en la casa, pero no bajarlo de inepto cuando te ayuda
Todo el tiempo deseamos un hombre que sin pedírselo nos ayude a cocinar, a limpiar la casa, a lavar la ropa, pero eso sí, si él se ofrece a lavar o a cocinar, temes dejarlo porque sabes que va a dejar un total desastre. Cuando te ayuda, sientes que es un bebé ayudándote que no sabe hacer absolutamente nada y al contrario, sientes que quieres decirle “quítate, que yo lo hago” pero ¿Cómo quieres que lo haga bien si nunca lo hace?
8. No pedir postre por “cuidar la línea” pero picotear el de los demás.
Típico el “¿Me das un poquito?” cuando hemos pedido postre. Y sí, estamos cuidando nuestra dieta, pero no podemos evitar que se nos antoje ese delicioso pastel de chocolate que ha pedido nuestra hija y que sabemos que no se va a terminar.
9. Decir que algo nos da igual y enfadarnos cuando no nos dan el gusto.
Al comer, cuando nos preguntan “¿A dónde quieres ir a comer?”, sabiendo que desde hace dos semanas tenemos antojo de comida italiana decimos “No sé, tu elige” y resulta que la otra persona quería hamburguesas y nos enojamos porque comemos hamburguesas… La verdad, yo no entiendo por qué hacemos esto.
10. Decir que no queremos regalos, pero secretamente esperar uno
Esto tiene en mucha culpa nuestras expectativas irreales, las que nos dicen que nuestra pareja va a llegar cual príncipe encantado con un ramo de flores, aún cuando le has dicho que no te compre flores porque no soportas la idea de verlas morir en casa. Por favor, seamos congruentes con nosotras mismas.
11. Decir que quieres un cambio en tu cabello, pero odiarlo y extrañar tu viejo look cuando ya has hecho el cambio
Esto es clásico. Cuando tenemos el cabello largo, queremos cambiarlo a corto, pero cuando nos lo cortamos, extrañamos nuestro cabello largo e incluso lloramos por él. Esto es una simple atadura al pasado y a la idea de nosotros o simplemente puede ser que no meditamos mucho al respecto sobre nuestro nuevo look, pero bueno, al menos el cabello SIEMPRE crece.
12. La habilidad de ser multitasking
Darle de comer al niño, cocinar, hablar con nuestra amiga por teléfono, escuchar la tele, vigilar al perro, esto y más podemos hacer al mismo tiempo, y de verdad poner atención a todo al mismo tiempo sin que nada salga mal.
13. Decir que no hay hombres buenos, pero desdeñar a ese hombre que lleva mucho tiempo siendo un caballero
Las mujeres nos quejamos de que no hay hombres buenos, pero realmente a esos caballeros, tímidos, bien portados galanes que se acercan a seducirnos, no les damos el beneficio de la duda para salir con ellos.
14. Pensar hasta el cansancio en bebés, pero llorar si la regla se te atrasa
Te tomas foto con cuanto bebé ves, eres la tía consentida de tus sobrinos, siempre estás con un bebé en brazos en las fiestas familiares, incluso ya tienes pensado bien el nombre de tus futuros hijos, pero eso sí, el día en que se te atrasa la regla estás vuelta un mar de nervios porque no toleras la idea de ser madre.
15. Declararte mujer fuerte e independiente pero hacerte la indefensa al momento de necesitar ayuda
Pues sí, somos fuertes e independientes, pero la ayuda no se cobra ¿o sí?
[Fuente: RevistaFernanda.com.mx]
